Dicen que las cosas que van pasando en la vida son por algo, y no hay que preguntarse un porqué. Pero lo que nosotros hemos vivido en un eterno viaje, una odisea, llena de una serie de barreras, obstáculos uno detrás de otro, como si de un efecto dominó se tratase o como de una maldición que es lo que parecía; en fin paso a narraros con detalles un viaje a la República de Benin.
Antes de empezar quería matizar una cosa, que de los dieciséis voluntarios del proyecto, cinco chicas emprendieron unas vacaciones hacia el país vecino de Benin, calculaban que unos veinte días, se trata de Isa, Neli, Esther, Teresa y María. Previamente se habían ido de vacaciones al mismo lugar Kanu, Patricia y Bo, sin ningún inconveniente y contándonos lo bien que se lo habían pasado y las cosas tan maravillosas que habían visto, regresaron a casa.
Una vez dicho esto, paso a la primera etapa de lo que sería una aventura, parece que lo he sacado del guión de una película, pero es todo cierto.
Serían las nueve de la noche cuando yo regresaba a casa del hotel donde suelo conectarme a internet, mientras caminaba hablando por teléfono, otra llamada en espera, pero no le presté atención era Fosky y pensaba que me llamaba para tomar una cerveza todos juntos, pero después de su insistencia, me empezó a preocupar, y decidí colgar y aceptar su llamada---Fosky me decía ¿Dónde estás Jose? Con énfasis alertador---…llegando a casa, le contesté//..pues ven deprisa que tenemos problemas, me volvió a responder.
Cuando llego a casa estaban todos reunidos en el salón (menos las cinco chicas que mencioné al principio), caras serias, otras riéndose y me hacían bromas, porque saben que me tomo las cosas muy a pecho, cuando me contaron la verdad, creía que aún estaban de broma, parecía aquello una cámara oculta o algo similar, el ser incrédulo se apoderaba de mi.
La historia es la siguiente; a Mache y Michael, les caducaba el visado en unos días, y a Fosky, Valle, Ronald y a mí, al día siguiente, es decir que en horas nos convertiríamos en ilegales, si eso que escuchamos a veces en España, pues si no se arreglaba pronto nos veríamos en la misma situación.
La decisión fue tomada por la asociación y por una reunión entre nosotros, abandonaríamos el país en horas. Eran ya las 00:00h de la noche y la gente estaba nerviosa andando y pensando de allí para aquí por la casa, yo con ansiedad, estábamos muy mal porque saldríamos con muchísima precipitación, saldríamos sobre las 06:00h de la mañana hacia el aeropuerto de vuelos locales de Calabar, para volar hacia Lagos, vuelo que después de horas conseguimos comprar para siete personas y salía a las 15:00h, ese fue el motivo de madrugar, porque conocíamos todo el tiempo que aquí conlleva estas gestiones. Entre los nervios y el madrugón estábamos muy cansados e intentábamos descansar algo el sueño en unos bancos del aeropuerto. Cogimos el vuelo, y bueno después de todo pensábamos en esa hora de trayecto Calabar-Lagos… “Bueno es un viaje obligado, para que nos sellaran el visado y nos extendiesen a la vuelta los tres meses correspondientes, pero a pesar de esto, pensemos en que vamos aprovechar para visitar la República de Benin , lo que quiere decir conocer otra cultura, en fin…, pero lo que desconocíamos es lo que nos esperaba. Aterrizamos en Lagos, y en la misma puerta cogimos un taxi, para que nos llevase hasta la frontera entre Nigeria y Benin, llamado Seme-Border.
Echamos como cuatro horas y media en el coche montados con atascos horribles, al final entre una cosa y otra llegamos a la frontera a las once de la noche, lo que algunos expuestos a horas de ser ilegales, llegamos, le pagamos al taxista y nos fuimos inmediatamente hacia el punto de inmigración de salida de Nigeria; aparentemente son enrollados, nos pidieron los pasaportes y la cartilla de vacunaciones internacional, pasamos los tres puntos hasta salir, parecía que ya no íbamos a tener problemas.
Pero cuando una persona de inmigración se llevó todos los pasaportes para pedir permiso y que nos pusieran el visado de tránsito, un protocolo que hay cumplir. Pues a un superior de la autoridad de la policía de Benin decidió de negarnos el visado de tránsito y de no dejarnos pasar y justificaba un motivo “es muy tarde”. Hay que decir que la gente seguía transitando por la frontera, y a nosotros nos tocó el gafe y puntería con este hombre.
Con impotencia e indignación estábamos sentados con las maletas, hablábamos entre nosotros, cuando un hombre se nos acerca de inmigración de Nigeria y nos dice… “Por nosotros no hay ningún problema, en cuanto os dejen pasar aunque se paséis un día de la caducidad de vuestra extensión en el visado, no tendréis problemas ni ahora ni a la vuelta, pero ahora lo que debéis es de ir al Consulado de la República de Benin, que está en Lagos”
Esto fue como una jarra de agua muy fría, porque después del agotador viaje, y de madrugada, con lo que conllevaba la noche en Nigeria, y en carretera, pues volveríamos a Lagos no teníamos otra elección. Algunos por horas en ese momento éramos ilegales ya, y rezábamos para tener los menos controles policiales posibles.
Viajábamos en el coche siete mas el conductor, en un coche de cinco plazas, al final no fueron algunos controles policiales lo que nos pararon, sino doce nada menos, doce veces que paramos, nos hacian bajarnos entregarles los pasaportes, y nos hacían preguntas personales absurdas, como si teníamos pareja, de que religión éramos; el aburrimiento de la noche de estas personas pueden ponerte en un aprieto, y siempre hay cierto temor por sus respuestas o actuaciones, porque no quita que son la autoridad.Al final nos preguntaban que hacíamos, y le dijimos la verdad y después de tenernos retenido una hora en algunos de los casos nos pedían dinero, nosotros nos negábamos y a veces se conformaban y otras no, por lo que terminaban pidiéndole al taxista si se negaba pues le pedía los papeles del coche para sacar cualquier escusa, así que al final el taxista terminaba dándole algo de dinero.
Entre una cosa y otra llevábamos casi veinticuatro horas sin dormir, porque llegamos a Lagos a las cuatro de la madrugada aproximadamente dando vueltas para buscar un hotel barato donde descansar un par de horas al menos, ya que a las siete queríamos ir al Consulado de Benin, para hacer el visado de estancia en el país, nos costaría unas ocho mil nairas lo equivalente a treinta y seis euros más o menos.
Por la mañana nos dirigimos hacia el Consulado, una vez allí nos dijeron que lo normal es que los visado estén preparados en veinticuatro horas, pero eso no podía pasar porque nosotros lo necesitábamos ¡ya! …entonces fue cuando nos notó la preocupación, y nos dijo, pasaros sobre las cinco de la tarde que haré todo lo posible por tenerlos a esa hora.
Ni un minuto más, ni menos, exacto y puntual a las cinco estábamos allí todos como un clavo, nos sentaron en un banco mientras esperábamos, el conserje que nos acomodó , saca una alfombra, es de religión musulmana y comenzó su rezo, dirección la Meca.De lejos vemos como un hombre se va acercando a nosotros y trae consigo un sobre, eran los pasaportes con el visado, un suspiro colectivo nos llegaba y nos relajaba.
Una cosa que no he comentado que el tiempo muerto que estuvimos esperando desde por la mañana hasta las cinco de la tarde, fuimos para almorzar y estuvimos esperando en el césped de una avenida donde la gente transitaba en gran masa y con mucha frecuencia.
Imaginaros la escena un grupo de blancos durmiendo algo en medio la calle con las maletas, éramos un espectáculo para ellos.
Buenos sigo con la salida del consulado, con los pasaportes en mano nos fuimos directamente a buscar unos taxis.
Cogimos dos coches, volvíamos de nuevo a la frontera, a Seme-Border, después de un trayecto más duro que el anterior, atascos, camiones con las ruedas enterradas en fango intentando salir, estábamos presionados entre bus y bus como si de un paquete de pilas se tratase, nosotros allí estábamos en medio y cayéndonos una tormenta, nada acompañaba, que pesadilla de trayecto.
Salimos de Lagos a las seis de la tarde aproximadamente y llegamos después de muchos otros controles policiales sobre las once de la noche. Estamos hablando ya de casi dos días sin dormir, el mal humor, el estrés…se palpaba entre nosotros.
Ya nos conocían en el punto de inmigración, y nos agilizaron el proceso y ya con el visado de Benin, nos dejaron pasar, y a unos metros cruzábamos la frontera cambiando el idioma ya que este país fue colonia francesa.
Bueno por fin nos encontrábamos dentro, cuando después de una hora la policía nos sellaba el pasaporte como que ya estábamos entrando en el país nos pedían dinero, ni porque estábamos en otro país, estas escenas se repiten en toda África; discutíamos, porque nos negábamos a dar dinero, cuando ya se cansaron nos dejaron pasar.
Ahora el siguiente proceso es cambiar dinero, Nairas y Euros a Francos, fue algo rápido nos encontramos con un hombre que después de negociar el cambio, conseguimos el cambio aproximado del que pensábamos, ya teníamos Francos.
Unos taxistas nos esperaba para llevarnos a Cotonou, por dos mil francos, unos tres euros por cada uno de nosotros, esta ciudad estaba a media hora de la frontera.
A los conductores les dijimos que parasen en el Hotel Babo, porque fue el que nos comentó Kanu, Patricia y Bo, porque se hospedaron aqui cuando estuvieron en sus vacaciones.
El hotel no es el Rich, pero no estaba mal, pero un inconveniente, las habitaciones iban en función del precio. Después de instalarnos, salimos a cenar algo, algo abierto aún quedaba por la ciudad, y unos espaguetis muy aceitosos con trozos de carne de origen desconocido, mejor no saberlo, esa fue nuestra cena.
La primera noche yo dormí con Ronald ; Valle y Fosky en otra habitación.
Me acuerdo que en mi habitación y en la de Ronald, la número 85, no tenia váter, y la ducha era un cubo lleno de agua, que mejor no mirar, se apreciaba un color tierra en ese agua, una cama sin sabanas, ¡¡uf!! empezaba una odisea, pero decidimos dormir, porque estábamos agotadísimos y en ese momento nos quedaríamos dormidos en la rama de un árbol mismamente.
A la mañana siguiente fuimos a desayunar a unos bares que ponen en forma de chiringuitos en la calle que son muy famosos, se les suele llamar MAQUIS.
Yo desayuné un bocadillo de tortilla y un le cahier, que es un yogurt natural muy famoso aquí, estaba riquísimo y después de este desayuno poco a poco se nos avecinaba la mala suerte.
Ronald el menor de todos los voluntarios se nos acerca a Valle y a mí y nos dice:
“Que aire se está levantando, ¿no? Que frío hace vaya tela... ((aquí estaba temblando, con un frío casi polar))…
…y nosotros sudando, es decir algo extraño estaba pasándole le tocamos la frente, estaba muy caliente, tenía mucha fiebre, automáticamente lo llevamos a la cosa hotel donde se hospedaban el resto de las chicas además de Mache y Michael, fuimos ahí, porque es la que nos pillaba más cerca.
…PERO NO SABIAMOS QUE NUESTRA PESADILLA SEGUIRIA CONTINUANDO….
Cuando Ronald tenía menos fiebre nos dirigimos hacia nuestro hotel, porque por la mañana el doctor vendría para ponerle el primer gotero de cuatro que debe de medicarse.
Los días pasaban, un día, dos días, y la fiebre de Ronald no amenguó hasta a partir del tercer bote que empezó a mejorar.
Pero la cosa después de esos seis días, la cosa fue amenguando, y nos dio tiempo a tomarnos algo y recopilar todo lo que había sucedido hasta ahora.
Por lo visto a Isa, Neli, Esther, Teresa y María llevaban en Cotonou más tiempo, porque sus pasaportes los tenían retenidos en inmigración, y para recuperarlos les pedían dinero, la misma canción de siempre; pero una mujer se lo arregló todo para que pudieran recuperarlos sin necesidad ninguna de pagar. Cuando las chicas nos comentaban eso nos fuimos quedando más alucinados.
A todo esto le sumamos que al día siguiente cuando poco a poco creíamos que salíamos de esta pesadilla, llega lo siguiente, Fosky y Valle, se van para dar una vuelta, y yo me voy a duchar y siento mucho revuelo por mi pasillo en el hotel.
Me asomo con la toalla puesta a la cintura todo mojado, y una nube de humo densa y mucho olor a quemado es lo que se percibe, pero no se veían llamas, y los vecinos de habitación me hablaron en inglés y les entendí… “corre hacia abajo”…me decía un hombre.
…con la camiseta puesta en la cara para respirar bien, voy hacia la planta de abajo donde se está Ronald durmiendo en ese momento, lo desperté y le dije vamos hacia abajo que huele a quemado y hay mucho humo por los pasillos.
Una maldición parece que nos persigue ¿cuándo terminaría esta mala suerte?
Por lo visto una cocina del edificio de al lado había salido ardiendo y todo el humo se había dirigido hacia el hotel, y nos evacuaron por seguridad, tanto en el edificio de al lado como en el hotel quedó todo en un susto, y poco tiempo después pudimos regresar a nuestras habitaciones.
Al día siguiente decidimos que si estaban mejor todos nos iríamos juntos para Ouida, otra ciudad con playas paradisiacas, parecía que era lo mejor para todos, respirar un aire limpio y puro, porque llevábamos ya ocho días con bajas y una serie de casualidades de mala suerte.
Una vez en Ouida, en un hotel ya muy diferente, pero de lo que es inútil bañarse en sus aguas, porque tenía mucha fuerza y una corriente que arrastraba hacia dentro. Pero la alternativa fue una piscina del hotel con agua salada y eso nos vino muy bien.
Al día siguiente quedamos con un chico que se llama Nadal, lo conocimos nada más llegar por un taxista que nos lo presentó;
Nadal habla bastante bien español lo suficiente para entender sus explicaciones como guía de la ruta de los esclavos.
Cuento un breve resumen de unas cinco horas andando por todas las etapas, de las que eran siete. Ouida es una de las cinco puertas que existen en África, de las que salían muchísimos esclavos hacia Europa, y algunos desde allí para América después de negociaciones.
La puerta de NO RETORNO, es así como la llamaban, por motivo de que se despidiesen de su tierra, porque jamás volverían a pisarlas. La puerta de no retorno es la última etapa para meterlos en los barcos aprisionados durante tres meses de navegación, las seis etapas anteriores son de resistencia, los dejan sin comer, los meten a oscuras tres meses, en unas salas y todo estas etapas, los que llegaban a resistirlas son los que apenas sin fuerzas embarcaban, arrancados de sus familias, de hijos, mujeres, maridos,….desgarradora historia, saber que te separan de los tuyos, de tu tierra…y sin saber lo que aún les esperaba...
Un paseo por aquí e imaginarte todo lo que se ha vivido en estas playas que ahora las vemos paradisiacas, eran un verdadero infierno de humillación, de dolor físico y psicológico para los esclavos…
*aquí una serie de escenas representativas:
*Regresamos al hotel, Michael y yo estuvimos hablando, ya que están mejor nos podíamos regresar a Calabar, a Nigeria, muy desanimados por todo lo ocurrido, sin ganas de conocer y ver más. Nueve días de pesadilla, queríamos acabar ya con esta historia, aunque ahora ya empezaba a mejorar, pero además se nos acabó el presupuesto, casi no nos da ni siquiera con lo que la asociación nos mandó a través de una transferencia.
Michael, su hermano Ronald ya casi recuperado y yo, nos armamos de valor, porque decidimos algo que nuestros compañeros nos decían que estábamos locos, pero nuestra desesperación por volver era tanta que teníamos esa fuerza.
Michael me propuso salir a las 03:00h de la madrugada del 24 al 25 de marzo, eso sí era una locura, pero tenía su justificación; el salir a esa hora es para llegar a tiempo para coger el vuelo en Lagos, contando con todos los contratiempos que ya conocemos.
Tras negociar con un taxi particular, que nos presentó Nadal, el chico que habla español, nos recogió a las 04:00h, porque decía que era mejor esa hora. Llegamos a la frontera a las 05:30h aproximadamente;
Michael y Ronald necesitaban cambiar dinero para tener nairas de nuevo para Nigeria.
Parece que es rápido el proceso de vuelta, pasamos las tres mesas del punto de inmigración de Benin, pero ya decía que iba todo sobre ruedas al entrar en Nigeria unos metros más hacia delante, uno de los de inmigración de Nigeria, se dio cuenta que la última extensión de visado del pasaporte de Ronald y mío cumplió su finalización un día antes de que nosotros entrasemos en Benin, no les cuadraba las cosas. Es la historia que nos temíamos que pasaría y nos pasó.
Nos metieron en una sala mientras los pasaportes de Michael y Mache los sellaban sin problemas, el mío y el de Ronald se los llevaron hacia el otro punto de inmigración de salida de Nigeria para pedir explicaciones a los compañeros.
Pero se topa con un superior de inmigración que cogió los pasaportes y los tiró en una mesa y ordenó que nos sellaran los pasaportes, que él sabía de nuestra historia y no había ningún problema.
Un suspiro de nuevo vino a nuestros cuerpos, porque en la ida nos dijeron que no tendríamos ningún problema y ahora nos hemos encontrado con este susto, y el temblor de las piernas fue disminuyendo poco a poco.
Fuera del punto de inmigración ya, se ofreció un chico para llevarnos a Lagos, que tras negociar con él, el precio sería diez mil nairas, lo equivalente a unos 50€.
Parecía que ya la normalidad nos acompañaba, pero no, porque aún nos quedaba el camino de vuelta hasta Lagos de nuevo, por carretera, con sus respectivos controles policiales. En esta ocasión me tocó a mí el hablar con los policías siempre, y en uno de los controles, un hombre de constitución corpulenta, con los pies sobre un banco, de una postura muy cómoda y relajada, me hablaba con los pasaportes nuestros en una mano y el otro brazo sujetaba su cabeza, y me dice que le de dinero si no lo enseño el carné que acredite que estamos trabajando de voluntarios en Calabar, claro que dicha tarjeta no teníamos ni sabíamos de su existencia.
Entramos en una discusión en la que me mandó a callar más de una vez y tuvo que intervenir el taxista, y al final acabó dándonos los pasaportes y no les dimos nada de dinero.
Os digo, no nos dio tiempo a arrancar el coche casi, cuando a veinte metros, otro control, eran del cuerpo de sanidad y nos exigían que les diésemos las cartillas amarillas famosas de vacunación internacional;
todos claro que sí teníamos todas las vacunas y todo en regla, pero se les metió en la cabeza que nos faltaba una vacuna, y que debíamos de pagar como si de una sanción se tratara, ahí fue donde no aguante más y me enfadé aún más por todo lo que nos había ocurrido, los controles anteriores, y el inglés me salía hasta más fluido, y le dije:
– ¿Estáis ciegos? que tenemos todas las vacunas y que si tuviéramos que pagar a cada control vaya negocio que tenéis montado ¡eh!...
La contestación me tendría que salir bien, porque me entregaron todas las cartillas sin problemas y sin pagar, claro está.
Llegamos a Lagos después un trayecto algo agotador y un gran atasco nos consumía los ánimos. No sabíamos si llegaríamos a tiempo para coger el vuelo hacia Calabar y con la incertidumbre de que sin tendrían plazas, ya que era el único vuelo que salía hacia Calabar ese día. El taxista nos dejó en la puerta del aeropuerto y buscando la taquilla para comprar los billetes, se nos acerca un hombre cualquiera, y nos pregunta -- ¿vais para Calabar?—con un SÍ rotundo respondimos todos, y el nos dijo,-- pues los billetes cuestan 18.500 Nairas, cogió el teléfono y llamó a un trabajador del aeropuerto que nos gestionó todo. Cuando este chico que nos gestionaba los billetes con todo nuestro dinero, yo era su sombra no me quería separar de él, pero fue en la taquilla cuando Ronald, se dio cuenta que el chico de la compañía ponía en la calculadora que los billetes costaban 17.500 Nairas, pero no quisimos decir nada, porque ya nos conocíamos las estrategias. Cuando después de cuarenta minutos ya por fin teníamos las tarjetas de embarque y este hombre, nos dice: -- ¿Y mi dinero?, y le contesto y las mil nairas que se habéis cobrado de más por cabeza, esas son para ti y tu amigo ¿no?
Después de tres horas esperando en el aeropuerto por motivos de diferentes retrasos de los vuelos, conseguimos embarcar a las 16.00h de la tarde, llegando a Calabar a las 17.00h, donde Rowland, nuestro coordinador, nos esperaba para llevarnos. Sentíamos como que llegábamos a casa, vaya como lo que es en este año de estancia en Nigeria, pero que paz y que tranquilidad respirábamos en ese momento.
Tenemos que decir, que si desde un principio del proyecto se hubieran gestionado bien el tema de visado, muchos de los problemas se hubieran podido evitar. Y a lo mejor hubiéramos podido visitar otro país, para descubrir otra cultura, y quien sabe, descubrir nuevos objetivos para el proyecto en otro país.
Pero a pesar de todo tengo que decir que me ha servido para comparar, contrastar tres países, de los que he visitado en el continente africano.
Aquí termino esta larga narrativa, de lo que claro me he saltado algunas cosas, porque si no sería más que larga, y para vosotros los lectores, no quiero que os sintáis aburridos, si no entretenido, porque eso es lo que hemos estado en esta aventura, pero llena de casualidades de mala suerte, como si de un efecto dominó fuera.