domingo, 23 de enero de 2011

Un veinte de enero

Dentro de una temporada en el que mi estado de ánimo no es el mejor, son muchas escenas por el que se manifiestan diversas emociones.
Pero cuando ocurren escenas, como estas pues me remonto, no sabía qué hacer ese día y la improvisación con los chicos me encanta. Debajo de un árbol había un niño fabricando una batería con latas, y todos sus complementos para una percusión peculiar, el ingenio e imaginación es una gran virtud en el orfanato.
Pues me coloqué mi gorra hacia atrás y me puse manos a la obra seguidamente empecé aprender cómo se hacían, me recordaba a mi infancia en el patio de un colegio lleno de albero, una palabra sin traducción ya que es autóctona de Andalucía.
 Paso a describiros, me senté con el chico y pronto comenzaríamos a emitir sonidos y estaríamos haciendo música en breve con latas de tomate como cajas y tambores, latas de cacao como bombo, tapaderas de latas como platillos y ramas de árboles como baquetas.
Empezamos una clase de percusión improvisada, pero ellos eran los profesores llevan el ritmo plagado en las venas. Estábamos creando una diversidad de temas musicales con llantas, latas, tocando palmas y niños realizando streetdance, me vi rodeado y me sentia por un momento abducido por los ritmos también creado por nosotros, la música nos dominaba y un corro de niños del que todo empezó por un niño y yo, después el cuadro que se crearía, es fascinante y digno de ver. Verdaderos artistas de la danza y de la música, es África.




                                                  


…Y artistas con grandes corazones en el orfanato…
Al poco tiempo después de este taller de música improvisada escucho jaleo, un niño había agredido con un puñetazo rompiéndole el labio a otro niño, al chico agredido le curaron la herida del labio en la enfermería, pero estos niños tienen heridas que no se curan así como así.
Niños que han sobrevivido vendiendo y que mucho han sido agredidos y victimas de explotaciones, por lo que algunos de estos niños guardan cuadros traumáticos lógicamente por el historial que acarrean y cualquier cosa, lo mínimo que pase injustificadamente estas escenas son las consecuencias de un gran rencor que desembocan en violencia con otros y así buscar protagonismo y producir una llamada de atención, a continuación de la agresión y de  algunos compañeros hablar con él, el decidió de marcharse del centro, pero hizo el amago solamente, por lo que os digo una llamada de atención, pero lo seguí y se fue para su habitación echándose en la cama se le notó un arrepentimiento por su actuación sobre su compañero.


Estando en su habitación yo me mantuve fuera, porque escuche a otro chico de nueve años hablando con él,  en el que le decía “…Tenemos que comportarnos con los makaras=blancos, como se merecen, porque ellos están aquí para ayudarnos y se portan muy bien con nosotros, y nosotros para que nos sirve peleamos si somos y debemos ser como hermanos…”
Yo estando detrás de la puerta y escuchando esas palabras se me humedecieron los ojos con lágrimas, porque estaba escuchando por parte de ellos una lección de vida, decidí entonces entrar y hablé con este chico que se echó en la cama y que le pegó previamente a un compañero, nos acompañaba el otro chico que le dijo esas palabras llena de sabiduría y de gran sentimiento y que hacen entrar en la fuente de la emoción.
Me senté en la cama y empecé diciendo que nosotros los voluntarios españoles hemos venido aquí para ayudarles y que pertenecemos a esta familia, pero que si entre ellos existe la violencia obtendrán un comportamiento perjudicial hasta para nosotros, porque nos portamos bien con vosotros no??—les dije, y ellos contestaron si si, tomaron conciencia hasta el punto que cuando me di cuenta estaba rodeado de varios niños escuchando y esa escena me marcó como muchas otras.

Como veis niños, pequeños grandes hombres, con problemas, con bastantes problemas, pero son ellos los que se dan cuenta y entre ellos resuelven escenas de este tipo, y yo lo único que hice es reiterar algo que ya dijo un pequeño gran hombre de tan solo 9 años, llamado Henry.



2 comentarios:

María J. dijo...

Hola Jose A., acabo de descubrir tu blog y me has emocionado. Me he imaginado la situación y la labor que haceís allí y te admiro muchísimo.

Animo y fuerza para continuar dando cariño.
Un beso,
María J.

José Alberto Caro dijo...

Hola María J. me alegra que hayas encontrado mi blog y que sigas leyendo y nos siguiera en esta experiencia tan gratificante.

un beso, José Alberto