viernes, 13 de agosto de 2010

Fotogramas de la otra realidad…

Un día más...

Necesito pensar, un hueco para mi reflexión, y así averiguar en ese silencio, buscar en mi mente, muchas escenas inunda mis pensamientos, deseo ponerlas en pie y ordenarlas, para describirlas, pero se me amontonan; cuanta tensión acumulada, cuantas emociones…

A la puerta de mi corazón no paran de entrar imágenes, escenas de la que me siento impotente, produciéndome ansiedad, cada día la angustia es la que no me deja respirar, pero encuentro el oxígeno cuando África me nutre con algunas de sus esencias, las sonrisas de los niños.

Caminamos por sendas de teorías idealizadas, de la que estamos acostumbrado, aquí descubres una dimensión diferente, aquí lo ves todo, la otra realidad, la otra perspectiva de la vida, es cuando pensamos en salvar el mundo, un héroe nos creemos, pero te enfrentas a un enemigo más fuerte el egoísmo, esta es la realidad, y es esta la pared con la que nos chocamos cada día.

Cada día cuando llegamos al orfanato, nos bajamos del furgón que nos lleva y nos trae a casa, los niños ya vienen a darnos los buenos días y abrazarnos, ese es uno de los nutrientes para vivir, esa sensación, cuando te abrazan, ese nudo que te recorre todo el esófago, empezamos el día con una dosis de alegría, motivación, fuerza…

Uno de estos días llegamos a clase; hoy daremos una clase especial -comenté—dibujaremos y escucharemos música relajante, saqué unos folios y repartí uno a cada uno de ellos y unos lápices, y me acuerdo lo primero que dibujamos, un caballo; que concentrados, que observadores, copiando lo que yo hacía, que interés les ponían y con la música de fondo; era un estímulo para su relajación…ellos si estaban ahora en otra dimensión acogidos aquí, ellos están en la línea de una frontera para buscar más allá, que de vender por las calles siendo un niño, reposando en sus cabezas pesadas cargas.

En ese momento del día es cuando más relajado estoy aunque después se revolucionen, pero es así son niños adultos, pero niños. Llegamos a casa, y después de la mañana en el orfanato, te das una vuelta y es cuando no entiendo nada, ves los contrastes, grandes coches de marcas lujosas, grandes casas, y por delante niños que se pasean, pero no para ir a jugar, si no soportando la carga en sus cabezas, la venta es escueta, pero más le duele el hecho de cómo explicar a su familia que le han robado la pequeña cantidad que había conseguido.

Paseando por las calles más arrinconadas de Calabar, ves como niñas no venden precisamente las cargas que llevan en sus cabezas, a ellas no les duele que le hayan robado lo recaudado, ellas está en ese infierno que quema sin tener fuego.

La otra realidad del subdesarrollo de la que desde pequeño escuchamos, atraviesa todos los días por mi retina, pero es cierto, es mi mente la que se recrea en una lección de vida, cuando llego al orfanato, reitero que es mi momento más relajado, un centro que carece desde recursos materiales, higiene, pero rico en nutrientes como la risa, niños actuando de niños y es eso mismo lo que hace evadirme de lo demás por un largo momento, pero no puedes olvidar las escenas del exterior de las que casi todos los niños aquí acogidos han pasado por algunas de las situaciones que os describo, y los que no, son porque lo han acogido antes de que puedan ser sumergidos en ese pozo.

2 comentarios:

MIGUEL ÁNGEL CARO dijo...

Hermanito.....dale caña tío.....un beso y que sepas que la admiración SE ESCRIBE CON MAYÚSCULAS

Auxi dijo...

Cuñaiito cariño me alegro mucho verte feliz haciendo lo que siempre has querido e leido todo el blog y me a emocionado mucho. Espero que todo siga bien y que poco a poco puedas hacer de aquello otro mundo y que esos niños aprendan cada día mas, porque se que tú lo intentas cada día. Aqui no te olvidamos ninguno sigue luchando, que tú puedes!